Ayer leí este artículo que me levanto las cejas hasta hacerme pensar, una entrevista a Nicholas Carr autor de Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Sabía que detrás de él hay mucho por desgranar y que tarde o temprano aparecería en alguno de estos post, el día avanzo y el azar y la noche me lleva a una discusión interesante, la diferencia generacional y la presión social a la hora de afrontar el aprendizaje y la cultura actual. Qué pesaba antes y qué pesa ahora??? la presión familiar frente a la presión social, la cultura del discurso frente a la cultura del impacto…..todo casa en mi cabeza y de pronto alguien me facilita un titular que resume esa sobreexposicón de información actual a la que estamos sometidos que nos distrae del «esencial», de la búsqueda de las esencias por encima de lo superfluo, y sobretodo como más allá de nuestra capacidad de asimilar la situación, cuanto menos entenderla, una generación posterior está viviéndola como una necesidad que no se sabe bien donde les va a llevar.
Y por otro lado, aquí estamos los que discutimos, unos cuantos que entendiendo ambos puntos nos convertimos en una generación puente que en ocasiones no sabes como desdoblarte? y pasar del 0.0 al 2.0 sin que con ello se te maree el cerebro.
Indudablemente internet y las redes sociales actualmente han mermado nuestra capacidad de concentración y aislamiento en la mayoría de los casos, una constante alarma te grita e interrumpe desde cada canal/perfil para hacerte llegar un bit más de información que además se acumula en tu cabeza o en tu almacén de información, sin ser capaz de postergar, priorizar o categorizar ante tanto cajón.
Hoy se acumula «enseñanza» porque la cultura está al alcance de todos pero con tacto impacto el discurso que hay por detrás se ha devaluado, importa más «el qué» que «el por qué» y los pilares de la forma de aprender y defender tus puntos de vista se han quedado sin fundamento. Esa voracidad por consumir snack-culture donde nos lleva??
Como dice Carr, la multitarea, y el multiconsumo, nos aleja de formas de pensamiento que requieren reflexión y contemplación, somos más eficientes procesando información pero menos capaces para profundizar en esa información y lo que es peor nos uniforma, parece que ese multitasking agotador en ocasiones nos resta más que suma.
Y además asusta esa referencia en su discurso al «Un Mundo Feliz» de Orwell donde está sociedad se encamina a la renuncia de la privacidad, y por tanto reducir nuestra libertad voluntaria, con el fin de disfrutar plenamente de los placeres de la sociedad de consumo.
Al hilo y en la suma de impactos que se acumulan en mi cabeza, me retorna a ella un/una joven blogger con menos de un año de actividad que esta semana nos comunicaba su plan para crear un Press-Kit publicitario de su blog que enviar a las marcas…. En mi cabeza se queda el poso del giro que esto supone y como a riesgo de perder su frescura, esa generación entra en la dinámica de mercado a velocidad del rayo con el acceso a herramientas y escaparates antes imposibles. Misma formulas pero aceleradas, pero y el discurso de base que puede tener detrás, el aprendizaje se adquiere con la experiencia y, por más que quieran correr, es imposible experimentar condensando años en horas.
Finaliza la semana y me encuentro este post de Eduardo Punset «De mayor seré lo que me guste» , por cierto precioso titular:), donde retoca el tema y textualmente señala como «Los jóvenes y sus padres deberían buscar menos lo que hay alrededor suyo e intentar penetrar en cuál es el elemento vocacional de su hijo»…..parece que hemos de volver a pensar en la esencia por encima de lo inmediato.
Pero me es imposible quedarme ahí sin mirar al otro lado del puente, sus múltiples ventajas que este entorno digital nos ha facilitado, esa ingente cantidad de información democrática a la que solo hoy tenemos acceso, esa capacidad de seleccionar (si la tenemos) entre el vasto ofrecimiento de google y tus amigos, esa libertad para generar un criterio (si sabemos) ante la multitud de puntos de vista, esa inmediatez (bien gestionada) que nos proporciona, esa infinita utilidad que nos sirve …estoy absolutamente de acuerdo en que es imposible defender el consevadurismo cultural y el fin es equilibrar (como en la dieta:) hacia un futuro slow-know.
En mi actitud positiva y evolutiva me gusta pensar que todo irá cogiendo ritmo y sabremos como acoplar estas herramientas y estos nuevos mecanismos de conducta hasta incorporarlos en lo natural y beneficio personal, y en el trayecto, de un lado a otro del puente, aprender que hoy lo importante es la eficiencia a la hora de procesar la información para pasar del stress del fast-know a la solidez del slow-know, probablemente ahora solo es cuestión de observar otros fenómenos slow y ver cuales han sido sus inicios y evolución;)
Dedicado a Helena por facilitarme un titular que hile todo el conjunto;)
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